lunes, 18 de mayo de 2009


¿En qué momento decimos basta? ¿Cuando no queremos pelear o cuando ya luchamos tanto q nuestros brazos se cansaron de tirar para adelante? Es tan difícil a veces decir basta, que preferimos quedarnos en el mismo lugar por un tiempo pero, ¿de que sirve? Tarde o temprano vamos a tener que avanzar y con nosotros llevarnos lo que nos rodea, o dejar todo y empezar de nuevo. No es fácil hacerlo, asusta, moviliza, inquieta nuestros sentidos y produce sensaciones que, posiblemente, por mucho tiempo no habíamos sentido. Todo lo nuevo asusta, pero no fue algo maravilloso el momento en que por primera vez andamos en bici sin las rueditas? Más allá del susto, nos largábamos igual y no existía nada alrededor más que nosotros, la bici y la satisfacción de haberlo logrado.
Es un antes y un después, por eso lo tomo como ejemplo,es difícil crecer y no saber andar sin rueditas así como es complicado llegar a grande sin haber pasado por decepciones o tristezas ya que después el golpe es grande y lastima más. No dejemos que las situaciones que angustian nos pasen por arriba, que nos derroten y nos hagan quedar aturdidos entre las confusiones. Porque no hay nada que el sol no pueda iluminar, por eso, voy a salir a caminar para encontrarlo y disfrutar de un nuevo día.